sábado, 28 de octubre de 2017

REPORTAJE A DANIEL CASTRILLO GANADOR CERTAMEN NACIONAL DE MICRORRELATO DEL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA



Cómo definiría el arte de escribir microrrelatos?
El microrrelato es un arte dentro de un arte más complejo y maravilloso que es  la literatura. Cuando nos atrevemos a incursionar en este subgénero, sabemos que caminamos por la cornisa del espacio, de la palabra, del límite impreciso del decir. Creo que ahí radica el arte de escribir microrrelato.

Podría relatarnos un poco de su autobiografía literaria?
Escribo desde que soy pequeño. Allá por 1995 (con 17 añitos) publiqué mi primer libro de cuentos: “Pasaje a la ilusión”. No volví a incursionar en el mundo del libro publicado hasta 2011, cuando presenté “Tinarerías”, un compendio de poesía de varias etapas literarias. He participado en decenas de encuentros literarios y Ferias de Libro a lo largo de toda Argentina. He recibido numerosas distinciones a nivel local, provincial, nacional e internacional ya sea en poesía, prosa poética y narrativa entre las que, con mayor orgullo, siempre recuerdo el 1er. Premio en el Certamen de Microrrelatos, Quequén 2016.

Qué lo atrajo del mundo de las letras?
Como dice Cortázar en “Un tal Lucas”: todos somos lectores y, en algún momento, nos pasamos al otro lado y comenzamos a escribir. En mi caso los libros siempre fueron una puerta a la fantasía, a la posibilidad de conocer historias que me permitieran soñar, imaginar, crear. Desde pequeño en las siestas interminables (siempre son interminables las siestas para los chicos, jejeje) la literatura me acompañó en todo momento. Y entonces me aventuraba en los mares de la Malasia con Sandokán de Emilio Salgari, viajaba al centro de la tierra o a bordo del Nautilus con Julio Verne o con las inolvidables historias de Monteiro Lobato, Enid Blyton, María Elena Walsh y tantos otros.
La literatura siempre estuvo a mi lado. Y un día pasé para el otro lado y comencé a crear mis propias historias. Y hasta ahora sigo en ese camino.

Cómo definiría su estilo narrativo, y que escritores influyeron en su escritura?
Creo que mi estilo es bastante críptico, entendiendo lo críptico no desde la ampulosidad de utilizar términos complejos por mero afán “intelectualoide”… sino desde el espacio del neologismo, de la búsqueda de la sencillez en la belleza de la palabra.
Dentro de los autores que más influyeron en mi obra, sin duda, ubico a Eduardo Galeano. Creo que todos somos un poco “Salieris” de don Eduardo. Su prosa poética, su búsqueda de nuevo términos, su capacidad de encontrar la belleza en el decir y el sentir, lo transforman en un referente ineludible.
Pero, obviamente, no puedo dejar de mencionar a un Cortázar, a un Borges, a un Soriano que fueron signando mis huellas en este mundo de la palabra.


Qué microrrelato adoptaría como bandera si tuviera que decidir?
Ufff!! Difícil decisión. Creo que cada microrrelato tiene una impronta particular que lo hace único, innegociable desde la decisión de elegir. No obstante hay uno por el cual tengo un afecto particular y es el siguiente:
PALABRA
Agazapada en la tinta, la palabra espera….
Aún ignora destinos de metáfora herética o de estocada salitre…
Es, apenas, palabra que está naciendo en la brisa de las tres y que esconde el misterio de la voz del poeta.
Yo, simplemente, soy ese bucanero que le regala el sol….

Desde su comienzo cómo ve la transformación de su narrativa a través del tiempo?
Comencé escribiendo cuentos. Una narrativa sencilla, que buscaba la sorpresa del descenlace. Poco a poco me fui inclinando hacia el mundo de la poesía, por esa necesidad de decir lo máximo con el mínimo número de palabras, por esa necesidad de que cada palabra cuente, que cada palabra signifique (no desde el significado sino desde la significación) un mundo inmenso. Y por ahí sigo, abierto al cambio.

Usted  considera que se nace o se hace escritor?
Un escritor nace y se hace. Es indudable que no se puede obligar a escribir. Cada uno trae desde la cuna ese placer por escribir. El “se hace” tiene que ver con la búsqueda estilística, con el trabajo que se le imprime a la inspiración.

Qué consejos le daría a un joven escritor?
Consejo: que se anime a compartir sus producciones. Que no niegue al mundo su arte. Que la originalidad del trabajo radica en la pasión que le regale a sus textos. Que se olvide del prejuicio y de la limitación de la hoja en blanco. Que la palabra fluye y uno, simplemente, la descubre.

Cómo ve el camino para editar?
El camino para editar un texto no es sencillo. O, al menos, no lo es si esperamos que una editorial publique nuestros textos. Es muy difícil que estas empresas, que reciben a diario cientos de manuscritos, se fijen en nuestra obra con el tiempo y el profesionalismo que nos gustaría se atribuyera al mencionado material. Por eso creo en la autoedición que, si bien es engorrosa (costos, correcciones, etc.) es una manera práctica de llevar a la masividad nuestras producciones. Autoedición o publicaciones virtuales que tienen la inmensa posibilidad de dar la vuelta al mundo desde una computadora hogareña.

Qué espera lograr desde el microrrelato?
Desde el microrrelato (desde la literatura toda) espero crear lazos con los lectores. Puentes que comuniquen sentimientos, sueños, afinidades. Senderos que me permitan vincular con el entorno y con mi propio ser. La literatura es eso: hilos invisibles que nos unen, que nos acercan, que nos transforman…
Cuál es su libro de cabecera y que libros recomienda leer?
Uhhh!!! Difícil decirlo, tan injusto elegir uno!!!! Pero bueh, ahí vamos:  Libro de cabecera: “Memorias del Fuego”, de Eduardo Galeano. Para recomendar? El libro de los abrazos, de Galeano; Cien años de soledad, de García Márquez; Todos los fuegos, el fuego, Rayuela,  (Cortázar), Los sapos de la Memoria (Graciela Bialet); todo Verne, todo Salgari, todo Monteiro Lobato; “no habrá más penas ni olvidos” (Soriano), La casa de los espíritus (Allende); Ficciones (de Borges), “Esperándolo a Tito y otros cuentos” de Sacheri y mil, millones más!!!!

Utiliza los nuevos canales de difusión cibernética?
Utilizo muchísimo las redes sociales para difundir mis textos (Facebook, fundamentalmente). Creo, como dije en una pregunta anterior, las nuevas formas de comunicación virtual nos abren un horizonte INIMAGINABLE para mostrar nuestros textos al mundo. Además… creo que el Aleph (ese espacio en donde cabe el mundo, dixit Borges) está en la red, en la web. Por qué negarnos a utilizarla?






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