martes, 17 de octubre de 2017

REPORTAJE A LA POETA CUBANA ELAINE VILAR MADRUGA GANADORA DEL II CERTAMEN DE POESÍA MALVINAS AYER HOY Y SIEMPRE



 La poeta cubana Elaine Vilar Madruga con su poesía Fisuras resultó ganadora del 2°  Certamen Malvinas Ayer, Hoy y Siempre en conmemoración a los quince años de inaugurarse el Monumento a Malvinas en la ciudad de Quequén.


¿Cómo definiría el arte poético?
Es la raíz y el origen (el tuétano) de toda madeja literaria, por lo tanto, se hace muy difícil (y raro tal vez) intentar definir algo que parte de lo incognoscible (y que en lo incognoscible tiene su fórmula). Para mí, escribir poesía es sumergirse en uno de los fragmentos de la realidad, huir de la certidumbre. Es libertad (y a veces cárcel). Árbol y semilla. Otra definición más allá de esas palabras, ¿acaso no dialoga con lo redundante?



¿Podría relatarnos un poco de su autobiografía literaria?
Nací en La Habana, Cuba, en el año 1989, a las puertas de lo que sería una década de desafíos para mi país (una década que mi familia sobrevivió con optimismo, poesía y muchos cuentos a la luz de quinqués y apagones). Creo que esa unión familiar marcó mucho, signó de múltiples maneras a la escritora y a la persona que soy hoy. Comencé a escribir mis primeros cuentos y poesías a los siete años y jugaba, sí, a ser un día autora. Esa vocación, no podría definir por qué, llegó a mí muy temprano y es una fortaleza que no ha menguado con el paso del tiempo. Las puertas del real mundo de las letras (el competitivo, el de mercado, el de los premios literarios) se abrieron para mí en el año 2006 y desde entonces, con menor o mayor presencia, he dedicado mis energías (y mi vida) a la literatura. Ya en el umbral, casi, de mis treinta años y haciendo un resumen de lo que sido mi corto paso por este mundo, creo que podría darme por satisfecha: más de veinte libros publicados en mi país, en Canadá, en Italia, España, Chile y Estados Unidos, muchos proyectos entre el corazón, la mano y la mente, y estas ansias infinitas (que no cambian) de continuar escribiendo. Creo que esas ganas no han envejecido, son extremadamente niñas, tienen apenas siete años y sueñan, aún, con escribir sus primeros cuentos y poemas.




¿Qué lo atrajo del mundo de las letras?
La capacidad de transformación que posee la literatura, su capacidad de riesgo, su infinita capacidad de amor. La literatura es metamorfosis y vibración, temblor de tierra y temblor de aguas. Yo quería vivir en ella. Y hacer a otros vivir por ella.


¿Cómo definiría su estilo poético, y qué poetas influyeron en su escritura?
Mi estilo tiene aristas y bordes filosos. A veces corta. Siempre habla de mi familia. En ocasiones duele. Es autobiográfico y voyeur. En mi poesía aparece mi rostro pero también el rostro de los desconocidos. Es fotografía e imagen en movimiento. Tiene de cine y de galería de arte y de museo de cera y de potrero. En ella hay animales y hombres, y el espacio ínfimo que nos separa y define, unos de otros.
No sé qué poetas, en realidad, influyen en mi trabajo, pero sí tengo un grupo de escritores (más allá de la poesía) que sigo de manera incondicional: Sartre, Rimbaud, Pizarnik, Omar Khayyam, Anne Sexton, Sylvia Plath, Úsula K. Le Guin, Salman Rushdie, Arundhati Roy, José Martí, Faulkner, García Márquez, Dulce María Loynaz, Lina de Feria, Wichy Nogueras, Margaret Atwood y otros muchos, la lista es infinita, varía, autores que se suman y otros que se marchan (y algunos que retornan).


¿Qué poesía u obra poética adoptaría como bandera si tuviera que decidir?
Toda Ars Poética, a mi criterio, se encuentra condensada en el poema XLVI de los Versos Sencillos, de José Martí. Luego de una declaración tamaña de fe hacia la poesía, ¿qué podría uno agregar?


¿Desde su comienzo cómo ve la transformación de su poesía a través del tiempo?
La veo móvil y cambiante, lo que indica que, al menos, no ha habido estancamiento, y sí figuras de acción, sí temas, sí inquietudes que se repiten a lo largo de mi poesía. Es decir, de mi joven poesía, de estos versos que escribo con menos de treinta años: la mirada hacia
el pasado es, por su propia naturaleza, corta, de una visión no demasiado extensa. Lo importante no es quedar reducido, como poeta, al estatismo y al silencio. Es fundamental decir, y a veces gritar, siempre estar en movimiento. Ser la rueda y el pulgar: evolución.


¿Usted considera que se nace o se hace escritor?
Se nace con aptitudes para la escritura. Pienso que no se puede construir a un escritor donde no exista un material como base (ya sea carbón, mineral, diamante en bruto). Pero esas aptitudes no son nada sin la actitud y el esfuerzo. Mi respuesta quizás sea ambigua, pero creo que en el breve punto donde se juntan talento con voluntad y trabajo duro, es donde nace un escritor.


¿Qué consejos le daría a un joven escritor?
Lo básico, lo que le aconsejaría a todo ser humano: leer es la cimiente de todo. Y escribir. No cejar ante la escritura ni ante sus desafíos. Vencer el miedo a la página en blanco, ¿cómo?, con trabajo. Confiar en los impulsos interiores y escuchar a la (escasa) sabiduría exterior. Saber vivir en soledad y a veces en compañía. No sufrir en vano. Escribir, siempre escribir, hasta las últimas consecuencias.



¿Cómo ve el camino para editar?
Siempre es difícil. Doblemente difícil para el joven autor, pero no imposible. No pueden verse, de inmediato, las manchas u obstáculos del camino, hay que sumergirse antes en él y tratar de llegar lo más lejos posible. Hago hincapié en la consagración individual del autor, que abre puertas y ofrece oportunidades. La buena suerte, en este punto, tiene poco que ver.


¿Qué espera lograr desde la poesía?
A priori, y como ya te comentaba, creo en el poder transformador de la poesía, de la literatura, del arte. En esa transformación, que parte de lo individual (proceso que va desde
el propio material espiritual del autor hacia el material espiritual de un potencial lector) con la capacidad de tocar a cientos, miles, millones de energías en un solo proceso, es que confío. La poesía es solo la envoltura de esa metamorfosis.


¿Cuál es su libro de cabecera y qué libros recomienda leer?
No tengo libros de cabecera (o quizás es que tenga muchos). Los libros pasan por mis manos y van a vivir a mis recuerdos (desde allí se resemantizan, de nuevo, en literatura). Es un proceso afanoso de circularidad. Justo en este momento (re)descubro, con motivos investigativos, la obra de Brandon Sanderson y China Miéville. Ambos son poetas narrativos, a mi entender. Poetas del fantástico. Su obra bien vale la pena ser leída.


¿Utiliza los nuevos canales de difusión cibernética?
Sí, creo que son importantes fuentes de difusión de la información en este momento de la historia de la humanidad. Precisamente no es que confíe por completo en estos canales, pero como autora y promotora de la literatura, utilizo todas las herramientas que tengo a mano. No soy de aquellas que piensan que un modo de producción sustituye a uno anterior, creo que puede existir la coexistencia (pacífica y tumultuosa en ocasiones). Pero la aldea global se encuentra en las redes, sí, y es preciso tocar a sus puertas e intentar, de alguna manera, llegar al centro (al sisma, a la cima) de su espiritualidad.


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