viernes, 4 de noviembre de 2022

MENCIONES ESPECIALES CERTAMEN INTERNACIONAL DE MICRORRELATOS TRIBUTO A JUAN MANUEL FANGIO

SELECCIÓN MENCIONES ESPECIALES DE MICRORRELATOS 


MENCIÓN ESPECIAL 

EL PERSONAJE FAVORITO

 Los nervios recorrían las barrigas de la chiquillería, como juguetonas hormiguitas, la semana del curso que tocaban las exposiciones orales. Gilberto había llevado su tema en el más absoluto de los secretos y, por mucho que le preguntaron, no soltó prenda.

Él mismo, con una boina blanca puesta para dos cabezas como la suya, se dio el banderazo de salida: “El tío-abuelo de Chusín fue uno de esos personajes irrepetibles. —Las miradas convergieron en el alumno aludido. Rojo, en un santiamén, como un tomate—.

De crío ya soñaba con arreglos mecánicos; más o menos como nuestro querido compañero de clase, que bombea litros de gasolina por sangre. Ya recitan que de casta le viene al galgo el ser rabilargo. —Las risotadas se extendieron en los pupitres para el pesar de Chuso—. Lo apodaban El Chueco. —Algunos y algunas muequearon al identificar la identidad de la figura oculta. El resto seguía boquiabierto—. Ganó y ganó para convertirse en un argentino universal. Sin pretenderlo, sea todo dicho. ¡Mucho antes que Maradona o Guillermo Vilas! —Sonó de fondo un aplauso fruto de la exaltación—. Bueno, gracias a los familiares de Chusín, os contaré del otro Fangio…

Del niño que sentado en el umbral de casa se entretenía a contar si pasaban más autos marca Ford que Chevrolets… Del esposo que se ausentó de su fiesta nupcial para correr… Del Juan que salió malherido en el antiguo autódromo peraltado de Monza… Del tipo campechano que nunca se creyó el mejor… Amigo de sus amigos y siempre con buenas caras por delante…” Gilberto marcó una pausa dramática en la que retuvo una sonrisa de las que se quedan dentro. Cuando tu profesora te atiende embobada, sabes que bordarás la nota.

 

Rubén Martín (Terrassa, España; 1974) Licenciado en Historia por la UAB. A ratos me entretengo escribiendo y algunos de mis relatos han logrado hacerse un privilegiado hueco en algún que otro concurso literario como los primeros premios en el Fundación Villa de Pedraza, Cuentamontes, El Laurel, Manuel Rivas, Por la Tirrra…



MENCIÓN ESPECIAL


Fangio

   Desde niño brillaste con interés para superarte. Mi devoción, fervor por ti también. Supiste barrer la tierra amontonada, cada día asistiendo a ese taller para aprender tu oficio, el que en realidad llevabas dentro de tu corazón y no te costaría mucho encontrar. 

    Maestro, de los que no sabían en el mundo entero, correr tan rápido como tú, luz, quizás aún nadie te haya superado, tierra en la que giraste años sin parar. Tranquilo. acompañante de los que en verdad te acompañaban. Tú eras la suerte que ellos necesitaban. No has dejado vencerte. Ave fénix. Ni la guerra te detuvo. Tu primer cambio siguió moviendo tu máquina sublime, esa que conseguiste con tanto asombroso. Talento. Tus piernas cambiaron, ya no caminaban, si no giraban, y giraban dinámicamente, cada vez más sólido. 

        Con Carcazas de diferentes colores te protegiste. Monumental. Años transcurridos en banderas que no eran tu tierra. Campeón supiste permanecer. Aniquilando al enemigo. Cinco veces la tierra giró alrededor del sol siendo tuya. Triunfante. Tu par de bandera te ayudó tal vez sin pensarlo al raptarte. La Torre Eiffel lo vio obtener y levantando en su última competición alto el trofeo. Las memorias de sus ruedas quedaron para siempre impregnadas en los suelos como una huella digital, es única. Sus logros fueron reconocidos. En la biblioteca de exposición vemos los caparazones que te protegieron como protege su caparazón a una tortuga. Permaneciendo en las memorias de la humanidad, todos ellos son la luna, y tú la tierra girando alrededor del sol. 

Fuiste un guepardo que superó todas las especies.

Maria Marta Alegre  

Ciudad de La Plata.

 Técnica Radióloga desde el año 2007. Docente para profesionales de Salud. Docente en cursos de postgrados. Desde la secundaria que escribo poesías, relatos, y hace muy poco un libro que aún es inédito, presentado en un concurso literario.



MENCIÓN ESPECIAL

Lejos de lo real está el camino distante

Una tenaz noche con una oscuridad propia del reino de las tinieblas, solo que en la casi infinita ruta 3, soñaba con convertirme en piloto de fórmula 1. Pues así a veces mi mente viajaba a imaginarse que no estaba manejando mi viejo auto, sino una valiosa máquina a altísima velocidad, pero debía mantenerme despierto, no podía dejarme consumir por mi sueño. Era un solitario en un camino tendenciosamente siniestro, quién me ayudaría en un lugar tan remoto. El último auto que vi fue un falcón blanco, pero más por sus luces que por su pintura, el cual me apuntó sin piedad con sus escandalosos focos. Mi comprensión no razonaba en lo sucedido, en mis ojos había quedado un brillo inolvidable, siendo una ceguera que persistió ya habiendo trascurrido varios minutos. Afirmar con seguridad la continuidad de mi historia sería una ambigüedad, pero según mi razonamiento, me habré inclinado hacia la banquina para sobrepasar mi nublada visión; sin embargo, no pude soportar mi devastador cansancio.

Desperté en una soñada mañana, con un sol y una paz de ensueño, intenté arrancar mi auto para retomar mi ruta, pero su reacción era nula. Esperé hasta el mediodía que un ángel salvador viniera por mí, aunque se veía imposible. No obstante, afianzado en mi esperanza divisé a alguien remolcando un auto, “afortunadamente” ya éramos dos. Al interactuar quedé atónito, era el mismísimo Fangio. Comentamos la situación con una humildad yaciente del extraño momento, sin muchos rodeos le confié mi auto en un momento anhelado, el cual arregló en instantes, y se fue en busca de combustible.

Inesperadamente, apareció otro hombre empujando su auto, el falcón, quien me acompañó silenciosamente hasta que Fangio llegó. Al llegar me agradece y se despide concisamente. Solos me pregunta, ¿Se fue él o nos fuimos nosotros?


Juan Ignacio Provenza es alumno de sexto año de la Escuela de Educación Secundaria Técnica Fundación Fangio de Virrey del Pino, La Matanza.



 MENCIÓN ESPECIAL 


El espíritu del “chueco”

“Siempre a contramano en la vida… esta vez no será así” pensaba mientras el sudor helado corría bajo el casco impecable y sus dedos se iban contrayendo nerviosos sobre el volante del Chevy.

Froilán había nacido en la agreste Sierra La Barrosa allá por la década del ´70 en el seno de una familia de campesinos muy pobres. Criaban algo de ganado y gallinas para paliar la hambruna. Su padre, los mantenía armando ramitos de romerillo para el mate, que vendía en Balcarce y Mar del Plata durante el verano.

Siempre había querido ser corredor como el “chueco” a quien admiraba, aunque nunca se pudo acercar, a pesar de tenerlo tan cerca, al alcance de la mano.

La constancia y el esfuerzo lo llevaron a ingresar en una famosa escudería de Turismo Carretera, donde comenzó barriendo el piso con humildad, siendo aún un pibe, hasta lograr a sus veinticinco años el cargo de encargado de Taller para el que se fue preparando con estudio y tesón.

A los pocos días de la última carrera que significó la partida del gran piloto balcarceño, cuando el copiloto designado para la competencia fue picado por una abeja, el jefe dijo “subís vos Froilán, a ver si tu cuna nos da suerte” entonces sintió que nunca lo había soñado, pero había llegado su momento en el Autódromo de Villa Riachuelo.

No importaba si alguna vez estuvo cerca o lejos de Fangio, el espíritu del genio se había apoderado de Froilán, lo cobijaba.

Sentía que el Maestro estaba a su lado, que lo incentivaba a ganar y cuando vio bajar la bandera a cuadros enfrente, significó el mayor homenaje a su líder; veía entre lágrimas el autódromo desde la cima, muy cerca de la cruz en la sierra.

MARÍA TERESA MOLINA PALAZZO

LUGAR DE RESIDENCIA SAN MIGUEL DE TUCUMÁN

 

BREVE BIOGRAFIA:

ESCRITORA AFICIONADA, PSICÓLOGA, OBTUVO PREMIOS Y DISTINCIONES EN EL PAÍS Y EN EL EXTERIOR. PUBLICÓ EN DIFERENTES ANTOLOGÍAS ADEMÁS DE UNA NOVELA Y DOS LIBRO

 

 

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