El
gran arte es vida, pasión, turbulencia por ello creamos la Plazoleta de poesías en
honor al vino.El sábado 10 diciembre de 2016 a las 19 horas se pudo inaugurar en 502 y 523 de Quequén, la Plazoleta de Baco. La intervención, gestionada por el Centro Cultural Kem Kem, consta de una estatua realizada por el artista Enrique Parisey, la placa ceméntica con la poesía ganadora del Certamen de Poesías en honor al vino, y la placa de arte mosaico que tiene la imagen del viñatero creada a tal fin por la artista Romina Hormiga.
La estatua de Baco se encuentra junto a la placa con el poema ganador del l Certamen Internacional de "Poesía en Honor al vino” que fue escrito por platense Lorenzo José Luengo. La idea surgió a través de este certamen, que tuvo una convocatoria de alrededor de 400 poesías en torno al "vino”. Los concursantes recibieron los correspondientes premios y diplomas en diciembre de 2015; lo que quedaba pendiente, era la inauguración de la obra. Mientras, en paralelo al certamen, y el vecino Miguel Angel Rodríguez donó la estatua que se descubrirá hoy.
Acto inaugural
El Centro Cultural Kem Kem realizó la inauguración de la plazoleta con un brindis sencillo en el lugar, a cargo de su presidente Carlos Bonserio, en el que estuvieron presentes el escultor Enrique Parisey, autoridades, poetas, vecinos y colaboradores del centro cultural.
Este acto coincidió con la inauguración oficial de la temporada de verano en Necochea, y suma un atractivo circuito turístico cultural poético para que durante la temporada 2017 la aprecien los que visitan Quequén. La idea del grupo que comenzó a gestarse con los distintos certámenes literarios hace dos años es muy ambiciosa: se trata de seguir sumando con el tiempo más placas poéticas a este circuito de arte y poesía creado en el Monumento de Malvinas, las placas del Bicentenario y ahora en torno a la imagen de Baco.
Los romanos atribuían a su dios Baco, ligándolo especialmente a las uvas y al vino extraído de ellas lo que aparece una y otra vez en su iconografía, donde se lo ve muchas veces acompañado de su séquito. En él figuran mujeres denominadas bacantes que participaban de los misterios báquicos, ritos iniciáticos donde se practicaba la embriaguez como forma de comunicación e integración con el dios.
Es probable que estas libaciones estuvieran vinculadas en sus orígenes con la Naturaleza como gran deidad, y el vino equiparado a otros líquidos vitales, como el esperma animal, la savia de las plantas y fundamentalmente con la sangre, análoga aún por su color. También lo acompañan los sátiros con serpientes en sus manos, cuya piel muda con el tiempo por lo que ellas son símbolos de la muerte y la resurrección.
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