La llamada.
Nunca hubo un cielo más oscuro que el día que se despidieron con un tibio beso en la mejilla. Se amaban, en verdad se amaban. En ese instante la historia llegó a su fin, luego una hoja en blanco.
Cerró
el libro, y se quedó pensativa, mientras miraba absorta el teléfono que no
había sonado en todo el día, pero al instante entró la llamada esperada, era él
desde la lejana ciudad. Una lágrima se escurrió entre sus ojos, cuando la voz
desde el otro lado de la línea dijo: iré a verte.
Hugo Armando Osuna Gaviria
Sahagún – Córdoba - Colombia
Tercer Premio
El puente
Su verbo impredecible se deshacía en idiomas encriptados
A salvo de voces implacables, podían reencontrarse en el refugio
Los días y las noches eran sólo medidas del tiempo y del destino.
Su percepción del amor atravesaba los recuerdos que vibraban su
pulso y con esas certezas continuaba la paciente construcción del puente
llamado
Presente.
Trazó una huella imaginaria entre sus ojos y el abrazo infinito.
Ese puente, un símbolo de encuentros, giraba sobre sí mismo en
cada despedida...y volvía a tejerse con el color del tiempo que contaban para
volver a verse.
Paola Ippolito
Pinamar, Argentina
Cuarto Premio
Máxima Seguridad
Nos saludábamos cada día cuando se asomaba tras los barrotes de su ventana.
La prisión estaba ubicada al otro lado de la calle. Me crie curioseando las paredes sucias desde mi habitación. La verdad yo tampoco salía mucho de casa. Casi nunca. Fue fácil enamorarme; no puedo hablar por él. Era una relación predecible y estable.
Durante años vigilé la puerta principal. Hasta aquel viernes, cuando lo vi salir sonriente y con lenta dignidad. Corrí hacia la calle. A punto de darle alcance me detuve. Demasiada libertad. Me di media vuelta. Nunca sabré si se dio cuenta.
Caracas, Venezuela
Quinto Premio
Mental
-Sé quién sos y qué pensás. Sé de dónde venís y qué esperas de la vida. La voz siguió rezando mi historia, la historia de un loco amor truncado.
Era un hombre que encontré casualmente en una galería comercial, donde paseaba distraída.
Pero solo me miraba y transmitía sus mensajes.
-Vengo a liberarte, -prosiguió.
Acercó su luminosa mano a mi cabeza y huyó de mí un fantasma que me atormentaba con la soledad.
Él desapareció. Yo me desvanecí.
Me despertó una voz: -Aquí estoy amor te esperé toda una vida. Nos abrazamos y lloré liberada.
Silvia Alejandra Carrazana
Jujuy, Argentina
Sexto Premio
Me gustaría
Me gustaría saber que pensás cuando son las ocho y el día se nos viene encima, y yo camino por las calles sin poderte sacar de la cabeza. Ese momento en el que se te puede ocurrir lo que se te ocurre cuando la música o la noche nos trae todas las impuntualidades que puede, y quizás pensás que mi reloj escupe verdades un poco más nuevas o más tuyas, y mierda si es cierto. Me gustaría saber que pasa en ese momento, cuando sigue cayendo el fresquito; y yo desde acá te digo que tal vez tendríamos que enamorarnos de nuevo, es decir, decirnos para adentro un dos tres ya!, volver a hacernos creer que nos necesitamos, y necesitarnos, porque es así como dicen que esto funciona.
Ignacio Gimenez
San Juan
Séptimo Premio
Pleamar
¿A qué me estaba invitando? Me estaba invitando a ver la marea. A veces Dios está en la marea. A veces es la pleamar. A veces Dios te regala todo el mar y lo puedes beber. A veces el regalo es beberlo con alguien que se parece a alguien que te recuerda a tu primer amor. Quizás al segundo. Todo por culpa del mar. El mar y su movimiento, la pleamar. Lo duro que soy yo y lo duro que es el mar. Quizás el primer amor, quizás el segundo.
Fernando Álvaro Rodríguez Rubio
Las Palmas de
Gran Canaria, España
Octavo Premio
Envuelta en el Sudario Marino
Murió sin comprender los viscerales motivos que empujaron a aquel capitán inventado. Ella tan solo se había defendido de un hombre airado, que había llegado a amarla. Arponeada y vacía de fuerzas, acabó varando sus postreros pensamientos en un abismo arenoso. Ningún morador de las profundidades osó manifestar lo primario de sus instintos. El tiempo de su esqueleto tardaría en arribar. Todos la conocían; todos la respetaban: “Moby Dick” era el libro de los mares. La obra de cabecera que cualquier ser oceánico, como mínimo, ha leído una vez en su vida.
Rubén Martín Camenforte
Terrassa (Barcelona) España
Noveno Premio
Estás Aquí
Intenté con todas mis fuerzas olvidarme de ti, pero siempre encuentras la forma de regresar, hacerte presente en una frase, un perfume, o una persona que sin saberlo se parece a ti.
Aún estás aquí, condenándome con tus recuerdos a arrastrarme entre los vidrios rotos de las botellas de alcohol, que sin saberme a nada he bebido.
Ahogue las palabras y los besos, escondí entre muros tus caricias, vendé mis ojos para ya no verte.
Y aún así no te marchas, estás aquí, metido bajo mi piel, fingiendo que nada pasó y que todo está igual que ayer.
Shaiel Vidal
Lanús, Pcia. de Bs As
Décimo Premio
Olas
La luna encendió el beso en la calle desierta. Tu mano atrevida buscó debajo de mi camisa el broche de encaje. El ascensor nos llevó directo al piso doce. Revoleamos ropa al costado de la cama apurados por sentirnos piel con piel.
Las piernas entrelazadas buscaron enraizarnos, nuestras lenguas jugaron a besarse a la distancia sin distancia. Palabras susurradas entre suspiros, jadeos. Una ola de placer nos recorrió una y otra vez en vaivén rítmico.
Abro los ojos, te veo a mi lado en la cama, me acerco despacito y siento tu calor. ¿Para volver a soñar?
Adriana
Mónica Francia
Ciudad Autónoma de Buenos Aires
Felicitaciones a todos los premiados, como así también a los jurados actuantes y organizadores. Abrazos.
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