SEGUNDO PREMIO
Súplica a un faro que abandonó su puesto.
Mantengan siempre una luz encendida ,
por si regreso.
O. Guayasamín.
Polifemo del mar. Excelso faro
que develas a ratos el paisaje
con tu brazo de luz sobre el encaje
de las olas: ¡Tu siervo me declaro!
¿Me olvidaste? Fui salvo por tu amparo.
Cuando el árbol celeste en su follaje
vistió el luto, en la sombra de mi viaje
tu señal me condujo a puerto claro.
Soy el mismo grumete. ¿No lo recuerdas
que al llegar salvo a tierra fui a tu encuentro?
Desde entonces navegas en el centro
de mi nave. Te enredas en sus cuerdas.
Vuelve a casa. Hay tormenta mar adentro
y es probable, en tu ausencia, que te pierdas.
Reinier del Pino Cejas
Cuba
TERCER PREMIO
Atalaya del Kemkem
majestad de la costa, torre enhiesta.
Un vigía en Quequén, y en cada puesta,
una escena de amor la tarde acuna.
Colosal centinela, mar y duna,
una ronda de duendes a la siesta,
un murmullo marino con la fiesta
de pesqueros que vuelven con la luna.
Territorio que fuera del salvaje
con azul y esmeralda del paisaje,
de gramillas y sal que el cielo cuida.
En la cúspide del faro hay un recreo;
golondrinas de mágico aleteo
Juan Carlos Pirali
Dolores
CUARTO PREMIO
Un faro en Quequén me ayuda a arribar
permaneciendo en la noche despierto,
y para guiar mi barco hacia ese puerto
un manto de lumbre tiende en el mar.
Tus ojos resplandecen al mirar
como esa luz que guía en mar abierto,
y mi corazón de ansias has cubierto
buscando poder tu amor alcanzar.
El brillar de ese faro me seduce
y representa un atractivo emblema,
que en los mares agitados reluce.
Y tus ojos son la luz de una gema
que como el bello faro me conduce,
a llegar a tu alma con un poema.
QUINTO PREMIO
A un viejo faro.
Vigía de marinos caminantes,
testigo inquebrantable de las horas,
cíclope mudo, artífice de auroras.
Pastor de corazones navegantes.
Amor de lunas que alumbraron antes,
¿qué buscas en la noche que avizoras?
¿El jardín de manzanas bienhechoras?,
¿el pesado país de los atlantes?
Vigía encadenado, Prometeo,
si no de barcas, de mis años faro,
contigo he de pesar el mar desierto.
Si aliados son tu guardia y mi deseo,
pondré mi soledad bajo tu amparo
Guaymallén, Mendoza
SEXTO PREMIO
Los Faros
Por los antiguos faros de Sigea,
postes de Hércules , Alejandría,
la noche pudo tornarse en día,
desde las tristes sombras de Tegea.
El hombre en sus eventos balancea,
conquistando al mundo, se expandía,
surcando por su orbe se movía,
rastreando” ese algo” que capitanea .
Observando las costas rebuscaba
una luz que siempre lo dirigiera
y esa luz perennemente estaba.
En los faros , esa luz acogiera
a todos los nautas que la buscaban
burlando de los seres su ceguera.
Ricky Osorio Zabaleta
Colombia
SÉPTIMO PREMIO
Pietro Igarza
El faro de Quequén del alma mía
es guía. Lleva en sus luceros fuego,
es luz de navegante, de andariego
que buscan un sendero en armonía.
Amores se han forjado en ambrosía,
bajo de su mirada en fino ruego,
El faro, hogar de paz y de sosiego,
se luce con poder y valentía.
El faro, luz de tiempo, ya percibe
llegada de navíos en la angosta
y potente mirada en añoranza.
A todo navegante bien recibe,
le muestra las orillas de la costa
Pedro José Igarza Alcalde
Perú
LUEGO DEL NAUFRAGIO
Me aferre a una tabla de madera
Y me deje llevar, exhausta, fría
a la luz que apenas distinguía
en medio de una bruma traicionera.
A pesar del dolor y de la espera
y de la sensación de que moría,
el faro protector del alma mía,
me dio su luz y fui su compañera
Amor mío, en las noches oscuras
has sido el faro que me guía
en medio de tristezas y amarguras
Renuevas la esperanza cada día
con tu abrazo y tu voz que trae dulzuras.
A tu lado no hay más melancolía.
Ezcurra, Leticia Haydée
Mar del Plata.
NOVENO PREMIO
El Faro del Crestón
¡La cumbre del Crestón tiene Coloso!
Vigila al Navegante en recalada
Y Apuntando a la cima su alidada
¡Lo vislumbra a lo lejos majestuoso!
Que estrella, brilla fuerte, ¡es hermoso!
Es un Noble en caballo con su Espada
que protege con arrojo a su amada
¡Ante Aguas cielo y viento borrascoso!
Y una lagrima en rostro de un navío
corre lento y se atraca entre su bita
pues alegre y feliz hasta el hastío
¡Estará entre los labios de afrodita!
Es el Faro el que provoca este guío
y que logra esta escena se repita.
DÉCIMO PREMIO
Pietro Igarza
El faro de Quequén del alma mía
es guía. Lleva en sus luceros fuego,
es luz de navegante, de andariego
que buscan un sendero en armonía.
Amores se han forjado en ambrosía,
bajo de su mirada en fino ruego,
El faro, hogar de paz y de sosiego,
se luce con poder y valentía.
El faro, luz de tiempo, ya percibe
llegada de navíos en la angosta
y potente mirada en añoranza.
A todo navegante bien recibe,
le muestra las orillas de la costa
y la montaña firme en lontananza.
OCTAVO PREMIO
Me aferre a una tabla de madera
Y me deje llevar, exhausta, fría
a la luz que apenas distinguía
en medio de una bruma traicionera.
A pesar del dolor y de la espera
y de la sensación de que moría,
el faro protector del alma mía,
me dio su luz y fui su compañera
Amor mío, en las noches oscuras
has sido el faro que me guía
en medio de tristezas y amarguras
Renuevas la esperanza cada día
con tu abrazo y tu voz que trae dulzuras.
Ezcurra, Leticia Haydée
Mar del Plata.
NOVENO PREMIO
El Faro del Crestón
¡La cumbre del Crestón tiene Coloso!
Vigila al Navegante en recalada
Y Apuntando a la cima su alidada
¡Lo vislumbra a lo lejos majestuoso!
Que estrella, brilla fuerte, ¡es hermoso!
Es un Noble en caballo con su Espada
que protege con arrojo a su amada
¡Ante Aguas cielo y viento borrascoso!
Y una lagrima en rostro de un navío
corre lento y se atraca entre su bita
pues alegre y feliz hasta el hastío
¡Estará entre los labios de afrodita!
Es el Faro el que provoca este guío
y que logra esta escena se repita.
Carlos Erik López Cobos
Veracruz,
México
DÉCIMO PREMIO
FARO ¿ DÓNDE ESTÁS?
Yo
descubrí un tesoro con melena de agua,
un
mar convulsionado, muy esbelto, muy brioso,
transformado
por vientos en corcel belicoso
que
empujaba las olas con calores de fragua.
Y
observé nubarrones en el cielo plomizo
filtrando
vendavales y aguaceros intensos
y en
medio de tormentas, vi barcos indefensos
que
buscaban salida del mortífero hechizo.
Relámpagos
y rayos electrizando alturas
son
paisajes marinos que se ven por un aro,
por
los ojos de buey y por la cerraduras
adonde
el ojo humano – natural miniatura –
se
apoya en la esperanza de divisar un Faro
que
le brinde sus luces allende la negrura .
Martha Dora Arias
CABA.
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